Inicio » Node » Cuadernos Monásticos Nº 135

Editorial

BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN

Landgrafenpsalter. Siglo XIII. Biblioteca de Stuttgart, HB II 24, 31v.

«El comienzo (cf. Lc 3,23) de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán (cf. Hch 1,22). Juan proclamaba un bautismo de conversión para el perdón de los pecados (Lc 3,3). Una multitud de pecadores, publicanos y soldados (cf. Lc 3,10-14), fariseos y saduceos (cf. Mt 3,7) y prostitutas (cf. Mt 21,32) viene a hacerse bautizar por él. Entonces aparece Jesús . El Bautista duda. Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es mi Hijo amado (Mt 3,13-17). Es la manifestación (Epifanía) de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios.

El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53,12); es ya el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1,29); anticipa ya el bautismo de su muerte sangrienta (cf. Mc 10,38; Lc 12,50). Viene ya a cumplir toda justicia (Mt 3,15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26,39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3,22; Is 42,1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a posarse sobre él (Jn 1,32-33; cf. Is 11,2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, se abrieron los cielos (Mt 3,16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación»[1].

 

EDITORIAL

Con la presente entrega de Cuadernos Monásticos estamos llegando al final de este Año Santo 2000, que concluirá el 6 de enero.

Un hecho saliente acaecido entre el n° 134 y el actual fue la realización del Congreso de abades benedictinos, que se celebró en Roma, entre el 3 y el 13 de septiembre.

Este Congreso se caracterizó por su total adhesión a la celebración del Año Santo en Roma, y en tal sentido bien puede decirse que fue realmente de carácter “celebrativo”.

El primer “acto” de los abades que asistieron al Congreso fue, en efecto, la participación en la ceremonia de beatificación del benedictino D. Columba Marmion, abad , entre 1909 y 1923, de la abadía de Maredsous (Bélgica). Sus obras espirituales han sido el alimento espiritual de innumerables cristianos y siguen teniendo notable actualidad. Fue además una alegría particular para los que asistimos a este gran evento, poder experimentar la popularidad y veneración que sienten los cristianos de todas partes del mundo por el beato papa Juan XXIII, que también fue elevado a los altares ese mismo día.

La continuación del Congreso estuvo marcada por las peregrinaciones a las cuatro grandes basílicas: San Pedro, San Pablo extramuros, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán. Fuimos a todas ellas no como turistas, sino como peregrinos. Pasamos la Puerta santa y celebramos luego la Misa o la Liturgia de las Horas. Sentimos con nueva fuerza nuestra condición de hijos de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo y la certeza de ser miembros del nuevo pueblo de Dios: la Iglesia.

Un hecho saliente del Congreso fue la renuncia presentada por el hasta ese momento abad primado de nuestra Confederación benedictina: D. Marcel Rooney. Desde las páginas de Cuadernos Monásticos queremos agradecerle su entrega de estos años y asegurarle nuestra oración por la total recuperación de su salud.

En su reemplazo fue elegido el archiabad de Santa Otilia, D. Notker Wolf. Desde el primer momento se pudo advertir su total compromiso con el servicio que se le pedía y su ferviente deseo de llevar a buen puerto las innumerables tareas que le aguardan. Desde estas páginas le ofrecemos nuestra solidaridad y cooperación para la labor que tiene entre manos.

No faltaron, como en los precedentes Congresos, las peregrinaciones a Subiaco y Montecasino. Sitios donde veneramos la memoria de san Benito y su gran obra monástica.

Dado su carácter “celebrativo”, en este Congreso las ponencias propiamente dichas fueron escasas. Los textos de esas conferencias y las diversas relaciones menores que se presentaron serán publicadas en castellano en el “Boletín de la A. I. M. (para los detalles sobre esta publicación, y la forma de obtenerla, ver el anuncio en las páginas de este número).

Las contribuciones que ofrecemos en este ejemplar de nuestra revista están escogidas para abordar algunos temas que se encuentran permanentemente en el centro de nuestra atención:

1) La vida monástica: les invitamos a tomar conciencia de nuestros “antepasados”, los que nos precedieron en este particular camino del seguimiento de Cristo (los monjes sirios, la Regla de san Benito y la Regla Oriental, en los primeros “momentos”; el nuevo Beato, dom Columba Marmion, en la historia reciente; a él le dedicaremos especial atención en los próximos números);

2) El Año Santo: un sacerdote ortodoxo nos ubica en el “centro” mismo de la vía hacia la reconciliación;

3) La oración: san Agustín, maestro de oración, nos invita a rezar con los Salmos.

4) La vida sacerdotal, enfocada desde el ángulo del ejercicio de la “paternidad”.

La ausencia de la sección “Libros” no es un hecho casual. El precedente número de “Cuadernos Monásticos” era bastante amplio en esa parte. Además, recientemente se ha efectuado un cambio de responsables de la sección. Por lo que pensamos que era más conveniente dejar vacante estas páginas en el presente número. A partir de la primera entrega del año próximo volveremos a ofrecerles la sección libros.

Nos acercamos a la celebración de la fiesta de Navidad, y también a la conclusión del Año Santo, deseo transmitirles de parte de todos los que trabajamos en “Cuadernos Monásticos”, no sólo un saludo navideño, sino sobre todo un mensaje de esperanza desde el evangelio de Cristo Jesús, para ello recurro a unas estupendas palabras de Pablo VI:

«Nuestra religión es una religión de salvación y alegría, este es, queridísimos hijos, el verdadero, el grande, el feliz mensaje de nuestra religión: Dios es nuestra felicidad. Dios es la alegría, Dios es la dicha, Dios es la plenitud de la vida, no sólo en Sí mismo, sino para nosotros. Dios se ha revelado en el amor, se ha abierto a nuestras más profundas aspiraciones; Dios ha tenido compasión de todas nuestras deficiencias, de todas nuestras maldades, de todos nuestros pecados. Dios se ha ofrecido a nosotros como misericordia, como gracia, como salvación, como sorpresa gozosa y gloriosa (cf. Rm 9,23; Col 1,27; 1 Co 2,9). Debemos repetir el anuncio angélico de la Navidad: “No teman, les traigo una buena nueva, una gran alegría, que es para todo el pueblo” (Lc 2,10). Sí, nuestra religión es una religión de salvación, una religión de alegría. ¿Acaso no escuchamos dentro de nosotros, como campanas en fiesta, el eco de las exhortaciones del Apóstol a los filipenses: “Alégrense siempre en el Señor; de nuevo les digo: alégrense” (4, 4)?

Esta es la verdadera religión, nuestra religión, nuestra espiritualidad: el gozo de Dios. Este es el regalo que Cristo nos trae al nacer al mundo: el gozo de Dios» (Catequesis en la audiencia del 20.12.1972, n° 2).

 

Llamamos la atención de los lectores sobre nuestro sitio en “Internet”:

www.buenasnuevas.com

 


[1] Catecismo de la Iglesia Católica, ns. 535-536.

 

SUMARIO

Editorial

Con los primeros anacoretas sirios

“El papel de líderes que los mártires habían representado en la era de las persecuciones, será representado, a partir del siglo IV, por los monjes llamados a justo título mártires del tiempo de paz. Fueron precisamente los estilitas quienes, por el ejemplo de vida supermortificada, fueron considerados por el pueblo como los nuevos mártires de la sociedad cristiana”.

Artículo

Notas de lectura de la regla de san Benito (I)

«Estas “notas de lectura” no tienen la pretensión de ser un comentario de la RB. Sólo proponen una ayuda para iniciarse en el estudio de este venerable texto. Tienen una clara intención: poner la RB al alcance de un público más amplio que el exclusivamente “monástico”».

Artículo

Homenaje a dom Columba Marmion

Artículo

Al leer las cartas inglesas

“Con el título de ‘Oeuvres sprirituelles’, acaban de ser reeditadas las tres obras principales de dom Columba Marmion. Se les ha agregado por primera vez una traducción francesa de las cartas inglesas. Se descubre en éstas un dom Marmion que las páginas más austeras de las obras sistemáticas no siempre nos permiten descubrir”.

Artículo

Una clave para el rezo de los Salmos según san Agustín de Hipona

“La lectura de un texto como las Enarraciones de san Agustín conserva una actualidad e importancia tal que puede hacer comprender al hombre de toda época qué es lo que en realidad está viviendo y cuál es la imagen de Cristo que en él se va configurando, especialmente por el rezo de los Salmos”.

Artículo

La reconciliación: aproximación trinitaria

“Voy a intentar aproximarme a lo incomprensible tal y como se ve y vive en mi Iglesia ortodoxa. Pero yo creo que la visión de Dios en su profundidad es común a todos nosotros. Desunidos en los razonamientos, estamos secretamente unidos en esta indecible unidad que se manifiesta abiertamente o secretamente. La vía hacia la reconciliación está aquí, en el camino hacia el misterio que se encuentra en el origen de lo humano”.

Artículo

La paternidad espiritual. ¿Discreta realidad o vacía apariencia?

“El desarrollo armonioso del hombre supone también una armonía entre lo que se manifiesta y lo que se es. Este es un planteo sumamente importante para asegurar un ejercicio gratificante del ministerio y para posibilitar una espiritualidad de la acción”.

Artículo

La Regla Oriental

Se trata de un texto relacionado con el monacato lerinense, de autor desconocido, que se puede datar en torno al año 515.

Fuente