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Sin mencionar el nombre de las islas, que, sin embargo, conocemos merced al final del prefacio precedente (Conf. XI, Prefacio 3), esta serie de colaciones están dedicadas a cuatro monjes, superiores de otras tantas comunidades cenobíticas. Lamentablemente no sabemos cómo se repartían estos cuatro monasterios en las tres islas de Hyères; y, tal vez, también en los islotes cercanos a Marsella: Ratonneau y Pomègue[1].
Capítulo 26. Que los hombres santos no pueden ser obstinados y duros
Conclusión de la presentación de los testimonios bíblicos
Capítulo 25. Testimonios de las Escrituras relativos a las promesas que han sido cambiadas
Introducción al elenco de testimonios bíblicos
Capítulo 21. Si la abstinencia oculta de alguien debe ser divulgada sin mentir a quienes preguntan, y si lo que, en alguna ocasión, ha sido rechazado debe ser aceptado
Una pregunta incómoda
Capítulo 20. Que los apóstoles mismos, en ocasiones, consideraban beneficiosa la mentira y perjudicial la verdad
El caso del apóstol Pablo
Capítulo 18. Una objeción: que solo aquellos que vivían bajo la Ley utilizaban la mentira sin culpa
La forma de proceder de David cuando estaba en peligro
Capítulo 15. Pregunta: ¿sobre si es pecaminoso que nuestro conocimiento ofrezca una ocasión de escándalo a los débiles?
Capítulo 4. La pregunta de abba José y nuestra respuesta sobre cómo surgió nuestra preocupación
4. Entonces el venerable José, al notar que estábamos bastante abatidos y conjeturando que no era sin razón, nos dirigió las palabras del patriarca José: «“¿Por qué hoy sus rostros están tristes?” (Gn 40,7)».