Bienvenida
Capítulo 14. Que un alma impura no puede transmitir ni recibir el conocimiento espiritual
Una enseñanza que procede de “un buen conocimiento”
Capítulo 11. Sobre los diversos modos de entender las divinas Escrituras
Capítulo 9. Que del conocimiento práctico se progresa al [conocimiento] espiritual
La luz del conocimiento espiritual
Capítulo 5. Sobre la perseverancia en la profesión que se ha elegido
Que cada uno obre según el don que se le ha concedido
«Así como el creer con simplicidad y sin motivo es propio de la ligereza, así el andar investigando y examinando con exceso es propio de una cabeza muy dura. Y de esto se acusa a Tomás. Pues como los apóstoles le dijeran: Hemos visto al Señor, él no les creyó. No únicamente a ellos no les dio fe, sino que pensó ser la resurrección de los muertos cosa imposible. Porque no dijo: Yo no les creo, sino: Si no meto mi mano no creo.
«Si Adán murió por causa del pecado, era necesario que Aquel que quita el pecado asumiera la muerte. Está escrito sobre Adán: “El día en comas, morirás”, pero no murió el día en que comió; sino que, como que fianza de su muerte, fue despojado de su gloria, expulsado del paraíso y atormentado por la idea de la muerte.
«Cuando la turba de los judíos oyó que Jesús marchaba hacia Jerusalén, se dirigió a su encuentro con ramos de olivo gritando: ¡Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel (Jn 12,13). También nosotros saludamos a Cristo con las mismas palabras. Ofrezcámosle nuestros cantos de alabanza, a manera de palmas, antes de su pasión. Aclamémosle, no con ramos de olivos, sino honrándonos mutuamente en la caridad.
Capítulo 17. Sobre el designio inescrutable de Dios
La salvación de Dios