Inicio » Node » Cuadernos Monásticos Nº 112

Editorial

La crucifixión

Icono macedónico. Siglo XIII

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa (Jn 19,25-27).

«La Iglesia confiesa que Jesús es inseparablemente verdadero Dios y verdadero hombre. Él es verdaderamente el Hijo de Dios que se ha hecho hombre, nuestro hermano, y eso sin dejar de ser Dios, nuestro Señor:

Id quod fuit remansit et quod non fuit assumpsit” (“Sin dejar de ser lo que era ha asumido lo que no era”), canta la liturgia romana.

Y la liturgia de S. Juan Crisóstomo proclama y canta: “¡Oh Hijo unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te dignaste, para salvarnos, tomar carne de la santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tú, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre y, en la cruz, con tu muerte venciste la muerte. ¡Tú, Uno de la Santísima Trinidad, glorificado con el Padre y el Espíritu Santo, sálvanos!”» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 469).

«Toda la vida de Cristo es Misterio de Redención. La Redención nos viene ante todo por la sangre de la cruz, pero este misterio está actuando en toda la vida de Cristo: ya en su Encarnación, porque haciéndose pobre nos enriquece con su pobreza; en su vida oculta donde repara nuestra insumisión mediante su sometimiento; en su palabra que purifica a sus oyentes; en sus curaciones y en sus exorcismos, por las cuales Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades (Mt 8,17); en su Resurrección, por medio de la cual nos justifica (Catecismo nº 517)».

«Cristo es el corazón mismo de la reunión de los hombres como “familia de Dios”. Los convoca en torno a Él por su palabra, por sus señales que manifiestan el Reino de Dios, por el envío de sus discípulos. Sobre todo, Él realizará la venida de su Reino por medio del gran Misterio de su Pascua: su muerte en la Cruz y su Resurrección. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí (Jn 12,32). A esta unión con Cristo están llamados todos los hombres (ibíd. nº 542)».

 

EDITORIAL

“Cuadernos Monásticos” festeja treinta años de existencia ininterrumpida. Nuestro primer sentimiento es de acción de gracias. Agradecimiento al Señor por sus dones, por su asistencia providencial en todo momento, por su gran misericordia; agradecimiento hacia tantas hermanas y tantos hermanos que han colaborado en esta publicación con fervor, entusiasmo y entrega incondicional; agradecimiento por todo lo que nos aportan nuestras amigas y nuestros amigos, todas y todos los lectores que nos han apoyado y nos siguen apoyando; agradecimiento también hacia quienes ya no están físicamente entre nosotros, pero que nos hacen experimentar el consuelo de su afecto y de su oración en la comunión de los santos.

Un aniversario importante es igualmente una ocasión propicia para reconocer las propias limitaciones, las deficiencias, las omisiones, en fin, todo aquello que condiciona y empobrece una tarea humana y monástica. Por ello rogamos a nuestros lectores que sepan disculpar estas fallas y nos auxilien con su crítica oportuna y constructiva. Es la única forma de crecer y madurar.

No queremos festejar estos treinta años de modo “ocioso”, sino mejorando y ampliando el servicio de nuestra publicación. “Cuadernos Monásticos” aspira a seguir siendo una revista netamente monástica al servicio de la Iglesia universal, aunque con una abierta predilección por el público de nuestro continente.

Es por eso que el presente número, y todos los de este año aniversario, comienzan con la transcripción de las conferencias pronunciadas en julio de 1994, durante la celebración del VIIº Encuentro Monástico Latinoamericano, realizado en San Pablo, Brasil. Es un homenaje humilde, pero de corazón, para quienes siguen a Cristo, por el camino recorrido por San Benito, en esta parte del mundo.

El artículo de la Hna. Meis es una invitación para el estudio, el análisis, el trabajo serio sobre un tema siempre actual: «Dios quiere comunicarse a sí mismo, prodigar su amor, que es Él mismo, tal como el Alejandrino lo sintetiza con la insistencia sobre la preeminencia de la “gracia del amor”. Lo demás existe para que pueda existir esto, que es lo único: el milagro eterno del amor infinito».

M. G. Muzj nos alerta sobre la importancia de la imagen en la catequesis, en la vida de fe, en nuestra relación personal y comunitaria con Cristo. Y lo hace con una doble lectura: el lenguaje simbólico-figurativo en nuestra existencia; la unidad del arte cristiano, que confluye hacia la persona del Señor Jesús.

Las reflexiones del abad de Chevetogne (Bélgica) ponen de relieve las exigencias que deben enfrentar nuestras Iglesias del Este en la nueva situación que están viviendo. Los obstáculos no tendrían que abrir una fosa entre cristianos ortodoxos y católicos, sino por el contrario llevarlos a la vivencia de un “ecumenismo sincero”.

La sección Fuentes recoge una antología de textos de Agustín de Hipona sobre un tema siempre actual: la lectio divina. “Su método interpretativo fue fundamental para la posteridad: lectio, emendatio, ennaratio, iudicium... En líneas generales su interpretación se desarrolló en una línea pastoral... Fue así que se dejo conducir por dos principios básicos: 1) nada que sea indigno de Dios (delectare); 2) todo para edificación de la caridad (prodesse).

Los temas tratados en este número de “Cuadernos Monásticos” son como un reflejo de algunas de las preocupaciones básicas de nuestra Iglesia: los laicos de “cultura popular”, la renovación de los estudios patrísticos, el redescubrimiento de las imágenes en la vida de fe, la situación de las Iglesias del Este europeo, la lectura de la Palabra de Dios. Reflexionar sobre ellos nos hará bien a todos, especialmente si logramos que la reflexión se traduzca en una mayor coherencia de vida y un crecimiento en el amor; si junto con la acción de gracias renovamos nuestras promesas bautismales, como nos lo recuerda el papa León el Grande (+ 461):

(...) «Damos gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, que, por la inmensa misericordia con que nos amó, se compadeció de nosotros, y, estando muertos por el pecado, nos resucitó a la vida de Cristo (cf. Ef 2,5) para que fuésemos en Él una nueva criatura, una nueva obra de sus manos. Por tanto, dejemos al hombre viejo con sus acciones (cf. Col 3,9) y renunciemos a las obras de la carne nosotros que hemos sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo. Reconoce, ¡oh cristiano!, tu dignidad, pues participas de la naturaleza divina (cf. 2P 1,14), y no vuelvas a la antigua vileza con una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que, arrancado al poder de las tinieblas (cf. Col 1,13), se te ha trasladado al reino y claridad de Dios. Por el sacramento del bautismo te convertiste en templo del Espíritu Santo. No ahuyentes a tan escogido huésped con acciones pecaminosas, no te entregues otra vez como esclavo al demonio, pues has costado la sangre de Cristo, quien te redimió según su misericordia y te juzgará conforme a la verdad, el cual con el Padre y el Espíritu Santo reina por los siglos de los siglos. Amén» (Homilía 21 [1ª sobre la Natividad del Señor]. Trad. castellana de Manuel Garrido Bonaño en San León Magno. Homilías sobre el Año Litúrgico, Madrid 1969, pp. 69 ss. [BAC 291]).

SUMARIO

Editorial

La vida monástica y el laico en la cultura popular

A partir de la historia del monasterio del cual es superior, el P. Ezequiel presenta la relación de la Comunidad con el entorno, destacando la labor de clarificación, acercamiento y "marianización" realizada por los monjes.

Artículo

La vida monástica y los laicos de cultura popular

Un cuestionario, elaborado por una persona cercana al monasterio, fue entregado a un grupo de laicos, quienes junto con los monjes redactaron las respuestas formuladas en esta contribución.

Artículo

El amor por excelencia. Esbozo de espiritualidad en Orígenes, según su “Comentario al Cantar de los Cantares”

Estudio sobre el uso y significado que Orígenes da al término “espíritu” en relación con el vocablo “gracia”.

Artículo

Símbolo y afectividad

Aporte sobre el papel que “la auténtica imagen cristiana podría y debería tener en la catequesis”, sobre todo resaltando la centralidad de la figura de Cristo.

Artículo

Las Iglesias de la otra Europa frente a la prueba de la libertad

¿Podrá la Iglesia ortodoxa rusa pasar de perseguida u opositora a servidora en la nueva situación? ¿Y podrá la Iglesia católica ser servidora de su hermana, la Iglesia ortodoxa?

Artículo

“Lectio divina” y San Agustín. Lectura, interpretación e interiorización de la Palabra de Dios

El santo obispo “no trató el tema de la lectio divina en forma particular y extensa, pero en varios lugares de su obra habla sobre la Sagrada Escritura con pensamientos iluminadores, aptos para la reflexión, sobre la lectura, meditación e interiorización de la Palabra de Dios”.

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

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