Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
En este último número de nuestra publicación no podemos quedar al margen de los acontecimientos que en los últimos meses han ensombrecido al mundo. Justamente, es en estos momentos duros y difíciles cuando se nos pide, casi diría que se nos exige, que ofrezcamos alguna ayuda, algún alivio, a las angustias y a las dudas de tantas mujeres y tantos hombres que se sienten como abandonados de la Providencia de Dios.
Por eso hemos escogido artículos que respondan, al menos en cierta medida, a los interrogantes acuciantes que nos formula la realidad cotidiana.
A la pregunta: ¿qué hacer en estos momentos, en las actuales circunstancias? Queremos tratar de responder con tres propuestas:
1) Consolidar nuestra esperanza cristiana. ¿Cómo? Estando más atentos que nunca, vigilantes, en vela, no dejando que la pereza del desaliento nos invada. Justamente al ir ya terminando el actual ciclo litúrgico, la Iglesia nos recuerda que el Señor viene… Así, el artículo de D. Longeat, osb, nos ubica en el corazón de esta actitud fundamental: velar, esa la consigna. El Señor viene.
2) Hacer una opción clara por la vida, en todas sus formas más nobles, en todo que lo de más hermoso ella tiene. Es lo que nos propone la contribución de la Sra. Mazzini. Que hombres y mujeres seamos fecundos, humana y espiritualmente hablando: que demos a luz al Salvador en nuestras vidas. Es lo que cantamos y celebramos en la fiesta de Navidad y Epifanía.
3) Escuchar siempre la palabra de Dios que debe guiarnos en los momentos difíciles de la vida. Tal la enseñanza que nos deja la lectura del libro de Tobías que nos acerca la Hna. Liliana Solhaune, osb.
Al interrogante: ¿a quién creer, hacia dónde mirar, a quién seguir? También intentamos contestar con otras dos propuestas:
1) Mirar el actuar de Dios en la historia; su forma de proceder; sus grandes sorpresas. Es lo que nos recuerda el P. Krpan al relatarnos la situación actual del monacato ruso.
2) Mirar, seguir, imitar, leer, las acciones y los escritos de los grandes enamorados de Cristo; de aquellas y aquellos que centraron su existencia en Cristo Jesús. Es lo que nos recuerdan el ejemplo de D. Marmion (a un año ya de su beatificación) y de Edith Stein, que tanto bien han hecho a la Iglesia con sus vidas y sus enseñanzas; y también los monjes de Egipto. De ellos aprendemos esta bendición que les dejamos como regalo de Navidad:
“Hijo mío, quiera Dios no causarte ningún pesar por ningún motivo y quiera también fortalecerte en su amor, para que tus ojos puedan ver la luz de su divinidad, para que nunca te desvíes ni caigas, sino que tengas éxito en la tarea que has emprendido. Que los ángeles te guarden y te libren…, y que ninguna acusación caiga sobre ti cuando vayas al encuentro con Dios”[1].
SITIO DE “CUADERNOS MONÁSTICOS”: www.monasterio.org.ar/cuadmon
Una corrección: en la editorial (p. 251) y en la p. 311, nota 1, del número 134, año 2000, de nuestra revista, decíamos que por primera vez publicábamos la Vida de san Martín. En realidad este texto ya se había editado en Cuadernos Monásticos número 91 (1989), pp. 479-503. Lo que se presentaba por vez primera en el número 134, era la introducción a dicha obra.
“La vigilia, la vigilancia, la atención, la guarda de los sentidos, la guarda del corazón, el recuerdo de Dios son temas importantes de la sabiduría cristiana y monástica, sobre los cuales es necesario insistir hoy. La vida de nuestras sociedades occidentales incita más bien a sobrevolar, a no retener todo, a no prestar atención a los detalles, por el hecho mismo de la cantidad y la rapidez de las informaciones. Sin embargo los nuevos medios puestos a disposición de todos pueden ser una oportunidad de vivir una atención sostenida y una vigilancia fructuosa”.
“Uno de los aspectos mas notables de esta reconstrucción de la Iglesia rusa es el restablecimiento de su monacato. Junto con los 16 monasterios ya existentes, vienen restablecidos en el territorio de la ex URSS 522; poco mas de la mitad son femeninos, y desde ya estos con comunidades más numerosas. La región mas dotada es Moldavia, con 40 monasterios abiertos”.
“¿Qué es hacer de la maternidad una celda? Es comprender de una manera vital, existencial, que mi experiencia de madre es el gran lugar de mi encuentro con Dios, que mi cotidiano contacto con mis hijos y todo lo que ello implica (...), es la mayor manifestación de Dios en mi vida”.
«El consejo del buen sentido para una lectura de Marmion, hoy, es evitar el exceso, leyendo por pasajes cortos; sus libros no están hechos para una lectura masiva e ininterumpida. Si se desea renovación del espíritu litúrgico, serán una preciosa ayuda los muy numerosos capítulos de “Jesucristo en sus misterios”. Si se busca una ayuda para la vida de oración, serán muy apreciados “Jesucristo, vida del alma” y “Jesucristo ideal del monje”, seguirán siendo de una gran actualidad».
“La influencia religiosa de la espiritualidad benedictina sobre Stein se podría resumir sobre todo en los puntos: la participación en la oración oficial de la Iglesia como ampliación de su horizonte, y la regla benedictina como camino hacia el don del discernimiento. En este artículo, quiero presentar el primer tema desde una clave histórico biográfica y el segundo mediante una perspectiva espiritual y teológica”.
“Hemos utilizado como clave de interpretación del libro de Tobías la tríada corazón - lengua - manos que, en el lenguaje de la Escritura, nos remite a tres funciones humanas dinámicas”: la de la intención profunda; la de la expresión hablada; la de la realización concreta”.
«La “Vida” de Onofrio es un relato hecho por un personaje que dice llamarse Pafnucio, y que narra su viaje de Oxyrrinco (700 km al sur de Alejandría, sobre la margen occidental del Nilo) hasta Shmum (200 km más al sur). En ese recorrido Pafnucio se encuentra con distintos monjes de vida ilustre: Timoteo, Onofrio, y cuatro ermitaños que viven cerca él. Cada uno de ellos le refiere su historia y su modo de vida. Todos ellos se encuentran en el Egipto medio. Es un texto que “posee una gran riqueza en indicaciones sobre la época y características de la vida de los monjes coptos del sur de Egipto en la segunda mitad del siglo IV”».
