Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
“Es muy importante subrayar que una vida personal intensa es el fundamento de la vida comunitaria”.
Hoy más que nunca la vida personal se ve amenazada por lo que podríamos llamar la alineación en las cosas y en el activismo, que es considerado casi necesario y que se origina en el principio, tácitamente admitido, de la eficiencia inmediata o a corto plazo.
Para la vida comunitaria religiosa la carencia de vida personal intensa es desastrosa. Cuando hay profundidad en la vida personal, cuando la persona no se ha integrado por falta de maduración reflexiva, tenemos el fenómeno del “gregarismo” , de una comunidad de yuxtaposición, en donde los individuos carecen de efectivo interés por lo comunitario, carecen de espíritu en las manifestaciones estructurales de la vida en común.
Porque la vida en comunidad significa comunión personal, diálogo de personas, no un conjunto de seres amorfos o impersonales, puestos unos al lado de otros.
Para esta maduración personal son necesarios los momentos o períodos de soledad, períodos de “desierto”, dedicados a la reflexión y a la oración. Allí es donde la actividad adquiere su sentido. Allí es donde madura la entrega a los demás en sentido cristiano. Allí es donde la persona integra las adquisiciones de la experiencia activa. Allí es donde el hombre se recupera de la alineación en las cosas.
Ya las comunidades de Qumram y los Terapeutas. Antes de la Era cristiana, habían comprendido la necesidad de los intervalos de desierto para adquirir la “Sabiduría” y para asimilar el sentido profundo de la Ley.
La Regla de san Benito, con un enfoque comunitario, deja un amplio margen para la vida de soledad y reflexión. En ella se conjuga soledad-reflexión y vida de intensa caridad fraterna.
Los monjes cistercienses, con su nueva “Carta de Caridad” están buscando dar un marco actual y más evangélico a esa vida de soledad y caridad fraterna, propia del monje cenobita.
Tal vez se pueda afirmar que la característica del monasterio de hoy es la de ser un centro de maduración de la vida cristiana. No un centro de investigación, sino un centro de profundización existencial. Un lugar en donde se llega a una experiencia mayor del Dios Padre y Redentor, al servicio de todos los hermanos cristianos.
La Dirección
