Inicio » Cuadmon » Cuadernos Monásticos Nº 149

Editorial

Al comienzo del tercer milenio, toda la Iglesia ha sido invitada por el Papa Juan Pablo II a un camino de santidad que pasa por la contemplación y el seguimiento (imitación) de Cristo.

En este número de Cuadernos Monásticos queremos ofrecer a nuestros lectores algunos aspectos característicos de la tradición monástica que relaciona deseo, contemplación y seguimiento.

Ya un Padre de la Iglesia, muy cercano al monacato, decía: Quien desea ver a Dios, ve lo deseado en cuanto que constantemente lo sigue; y la contemplación de su rostro es ese incesante ir hacia Él que tiene lugar en el seguimiento del Logos. Con estas palabras concluye el P. Alberto Capboscq su estudio sobre el deseo en Gregorio de Nisa, en el que ofrece también abundante material bibliográfico para los que deseen profundizar en el tema.

Don Andrés Louf nos descubre un aspecto menos conocido de san Bernardo, «testigo de las cumbres de la experiencia mística». En la experiencia de la debilidad, el deseo de seguimiento adopta una expresión sorprendente y paradójica: ¡Oh suspirada debilidad! ¡Quién me concederá no sólo ser débil, sino ser deshecho y desfallecer por completo a mí mismo, para llegar a ser estable por el poder del Señor! En efecto, la fuerza de Dios alcanza su apogeo en la debilidad.

Otro aspecto de la misma enseñanza la encontramos en los Padres de Gaza, enseñanza que el P. Martín Neyt, Presidente de la AIM, sintetiza en la recomendación de Barsanufio al higúmeno Juan: Haz reposar la mansedumbre en tu corazón, acordándote de Cristo, Oveja y Cordero sin malicia y de todo lo que él ha soportado, él que era inocente…

En la sección Fuentes, el mismo Barsanufio, en sus cartas a Doroteo (Cartas 252 – 338) es un ejemplo de acompañamiento espiritual en el seguimiento de Cristo, un tema que ha adquirido renovada actualidad. Las Cartas han sido traducidas y presentadas por el P. Fernando Rivas, profundo conocedor de los Padres de Gaza.

Finalmente –last but not least– publicamos la primera parte del interesante estudio de la Hna. Liliana Schiano Moriello, ocso, sobre Beatriz de Nazareth, una de las más grandes místicas del s. XIII, perteneciente a una generación de mujeres extraordinarias que, con sencillez y libertad, desarrollaron nuevas formas de expresión religiosa en la lengua vernácula (en los tiempos en que sólo los clérigos escribían, y en latín…) para expresar su intensa relación de amor y seguimiento de Cristo.

Esperamos que la doctrina de nuestros padres en la fe y en la vida monástica, encienda nuestro deseo e ilumine nuestro seguimiento de Cristo, para que podamos contemplar en su Reino a aquel que nos llamó.

María Eugenia Suárez, osb[1]



[1] Monja benedictina del monasterio Nuestra Señora de la Esperanza (Rafaela, Santa Fe, Argentina).

 

SUMARIO

Editorial

La debilidad, un camino pascual según san Bernardo

… En la pedagogía de Dios, uno aprende a hacer progresos a partir de la debilidad, a ejemplo de Jacob en el momento de su combate desigual con el ángel. (…) Pero, sobre todo, a ejemplo de Cristo cuya existencia terrestre debía precisamente desposarse con toda la debilidad humana, a fin de insertar en ella el poder de Dios.

Artículo

¿Algo más que simplemente amar? Notas sobre el deseo en Gregorio de Nisa

El “médico-Dios” no puede impedir que el “niño-hombre”, en su libertad, desee lo dañoso, pero aprovecha que tras la experiencia del dolor el “niño-hombre” anhela curarse, de modo que así puede conducirlo libremente a que desee la bienaventuranza perdida.

Artículo

El amor la llamó y la condujo. Beatriz de Nazareth (1200-1268). Primera parte.

Si queremos volver a comprendernos a nosotros mismos como criaturas del Creador y reencontrar nuestro verdadero lugar en el universo, en la historia, caminando hacia el destino de felicidad eterna inscrito en lo más profundo de nuestros corazones, debemos volver a creer en el amor como en el don supremo que viene de lo alto y sobre el cual apostar todas las energías de nuestro ser, porque -Beatriz lo grita con toda su vida, en toda su obra- somos hijos del Amor.

Artículo

Cristo manso y humilde de corazón

Cristo manso y humilde de corazón es el icono del verdadero monje en las primeras tradiciones monásticas. Las citas del abad Zósimo, de Evagrio Póntico, del abad Isaías y las de los Padres de Gaza y de Doroteo, lo atestiguan.

Artículo

Las cartas de Barsanufio y Juan (+ 540) a Doroteo de Gaza (+ 560-580)

Es en la lucha donde el hombre es probado. Tal es la labor del monje: sostener luchas y resistir con corazón viril. Y como tú ignoras las reglas de estos combates el enemigo suscita en ti pensamientos de cobardía y paraliza tu corazón. Pero tú debes saber que Dios no permite que te veas sometido a una lucha o a una prueba que sobrepase tus fuerzas.

Fuente

Recensiones - Libros recibidos

Libro