La tradición monástica es una y diversa. A lo largo de los siglos, desde su aparición en los primeros tiempos de la Iglesia, ha encarnado el ser cristiano, adoptando una forma específica: la ascesis y la continencia, el apartamiento de la sociedad, la búsqueda de la oración continua, en breve: vivir para Dios, en la fidelidad más radical a su palabra, y que en el cristianismo, la toma de su fuente misma, Jesucristo. Esta unidad de propósito se ha manifestado en una diversidad de maneras, donde las costumbres de los pueblos y la cultura del tiempo, por un lado, y por el otro, la interpretación que cada grupo y cada hombre hacen de esa misma tradición, enriquecen con su aporte al conjunto.
Este número de CUADERNOS MONÁSTICOS intenta promover una reflexión sobre la hermenéutica de la tradición, atendiendo principalmente a distintos aspectos y situaciones de la vida del monje y de la monja. El P. V. Odermann en su artículo sobre la interpretación de la Regla benedictina nos muestra la profundidad del problema, y las dificultades que afloran al intentar diferenciar los niveles de apreciación y de aplicación de esa norma. San Eusebio de Vercelli, siglo y medio antes de San Benito, es un testigo de la dispersa radicación monástica en Italia. Los textos que se presentan de él ayudarán a conocer su vida y su doctrina. San León Magno, “exegeta litúrgico”, en la exposición autorizada del P. B. de Margerie, es un ejemplo de la lectura bíblica hecha en el misterio vivido y desarrollado en el tiempo, experiencia que forma parte de la tradición monástica y tiene en ella tanto arraigo. Un filósofo contemporáneo nuestro, H. Padrón, ofrece unas reflexiones sobre la soledad, lugar de encuentro del monje con la sociedad, aunque paradojalmente para ir hacia ella sea preciso alejarse. Los aportes del P. B. Olivera, sobre la vida contemplativa en el documento de Santo Domingo (1992), y de la M. Mectildes Vilaça Castro sobre el canto litúrgico, dan una nota actual. Como texto espiritual, un sermón capitular cartujano, es un bello testimonio de encuentro con Dios y ha de contribuir a iluminar en la meditación recogida la reflexión de la inteligencia.