“Anunciamos la venida de Cristo, pero no solamente la primera, sino también la segunda, más gloriosa que la primera. La primera lleva el signo de la paciencia, en cambio la segunda lleva la corona del reino divino. Como en la mayoría de los casos, en nuestro Señor Jesucristo todas las cosas son dobles: hay un doble nacimiento, el primero es el de Dios, antes de todos los siglos, y el otro el de la Virgen, en la plenitud de los tiempos. Hay dos descensos: uno oscuro y callado, como sobre lana; el otro manifiesto, que es el que va a venir.