II. DOCTRINA ESPIRITUAL (4 cont.)
Santa Gertrudis rescatando ánimas del purgatorio, óleo sobre tela, Oaxaca, México.
por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]
4. Vida espiritual y mística (continuación)
Santa Gertrudis rescatando ánimas del purgatorio, óleo sobre tela, Oaxaca, México.
por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]
4. Vida espiritual y mística (continuación)
El evangelista san Marcos
Siglo VI
Evangeliario de Rossano
Rossano, Italia
Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre.
Visión de santa Gertrudis, óleo sobre madera, ornamentación del techo de la iglesia de la Abadía de San Benito, Río de Janeiro, Brasil.
por Pierre DOYÈRE, OSB †[1]
4. Vida espiritual y mística
Jesucristo recibe a los niños
Antoine Ansiaux (+ 1840)
París
“Si se comportan los unos con los otros los que están establecidos como superiores, y aquellos que los tienen por maestros, unos obedeciendo con alegría a los superiores, los otros conduciendo con bondad a los hermanos hacia la perfección, honrándose recíprocamente, entonces vivirán sobre la tierra la vida de los ángeles.
Que ningún humo de orgullo se manifieste entre ustedes; sino que la simplicidad, la armonía, y una actitud sencilla forjen la comunidad.
El apóstol san Pedro
1360-1380
Antwerp, Bélgica
“… (El Señor) para manifestar la unidad estableció una cátedra y decidió con su autoridad que el origen de la unidad proviniese de uno solo. Cierto que los demás apóstoles eran lo que era Pedro, estaban dotados como Pedro de la misma dignidad y poder, pero el principio nace de la unidad y se otorga el primado a Pedro, para manifestar que es una la Iglesia y la cátedra de Jesucristo.
Jesús cura al sordomudo
1895 (?)
Bajorelieve
Chilvert, Poitiers, Francia
«Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas (Mc 7,33).
Conferencia episcopal
C h i l e
Presidente
Santiago de Chile, 24 de agosto de 2015
Ref. CECh Nº 105/2015
A Su Santidad Papa Francisco
Ciudad del Vaticano
Jesús y los fariseos
Hacia 1180-1190
Salterio
Canterbury, Inglaterra
“Sin duda conocemos y debemos saber y retener que el corazón tiene boca y lengua. La boca se llena de gozo, y con ella interiormente rogamos a Dios cuando están los labios cerrados y la conciencia patente. Hay silencio; grita el corazón. Pero ¿a qué oídos? No a los del hombre, sino a los de Dios. Permanece tranquilo; oye el que se compadece. Por el contrario, cuando ningún hombre oye las cosas malas, si proceden de tu boca interior, no te juzgues seguro, porque oye el que condena. Susana no fue oída por los jueces inicuos; callaba y oraba (cf.