Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
Conferencia de Comunidades Monásticas del Cono Sur
PENTECOSTÉS (Hch 2,1 ss.)
Cruz de Pentecostés (de modelos medievales georgianos y armenios). Nelda Vettorazzo[1]
«El Espíritu Santo, principio de comunión en la Iglesia, “fue enviado en Pentecostés a fin de santificar indefinidamente a la Iglesia y para que, de este modo, los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu” (Lumen gentium 4). Es Él quien guía la Iglesia hasta la verdad completa (Jn 16,13) y la unifica en comunión y ministerio. Es Él quien la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1 Co 12,4). La comunión de los fieles con el Espíritu Santo y entre sí fue una de las súplicas más insistentes que Cristo dirigió al Padre después de instituir la Eucaristía y antes de ir a la pasión (cf. Jn 17,21-26). Los hombres y mujeres de América en la medida en que creen en Cristo, se esfuerzan por ser operadores de comunión, permaneciendo en su amor y observando su Palabra, sobre todo en la práctica de la caridad fraterna. Los miembros del Pueblo de Dios en América, cada uno desde la propia vocación, son llamados a construir la comunión practicando la bienaventuranza de Cristo: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9)» [Sínodo de los Obispos. Asamblea especial para América. Lineamenta, nº 35].
EDITORIAL
La segunda entrega de 1997 se abre con la última parte del artículo del P. Desprez, osb, dedicado a san Pacomio y sus discípulos. Su contribución nos permite descubrir la importancia e influencia del monacato pacomiano en la historia y espiritualidad de la vida monástica.
La mayor parte de los artículos que siguen están centrados sobre un tema fundamental: LA FORMACIÓN. Justamente a este aspecto de nuestra vida monástica se ha dirigido la atención del último Congreso de Abades Benedictinos (septiembre de 1996). Al iniciar en este número de “Cuadernos Monásticos” la publicación de las principales relaciones de dicho evento, nos asociamos a la preocupación general en la Iglesia católica por esta difícil cuestión, tal vez hoy más actual que nunca.
Las reflexiones vertidas en el Congreso de Abades Benedictinos se continúan y se desarrollan, desde otra perspectiva, en el artículo de la profesora Silvia Rodríguez Quiroga, sobre el lugar que debe ocupar “el estudio” en la vida consagrada en general.
La última parte de la selección de textos del monje Silvano del Monte Athos, nos ayuda a llevar a la práctica esa formación, de la que se habla en las páginas precedentes.
En las “Constituciones de los Monjes” (artículo 80) de la Congregación Benedictina de la Santa Cruz del Cono Sur, hay un texto, que podemos considerar como una síntesis de la programación del presente número de “Cuadernos Monásticos”, pero no leído solamente en clave monástica, sino aplicándolo a todos los que buscamos seguir a Cristo:
“El bien de la Iglesia, de las comunidades y familias y de los mismos cristianos exige que todos los llamados a la escuela del servicio divino y que han abrazado libremente el camino, estrecho en sus comienzos, propuesto por Cristo en el evangelio, progresen siempre más en la vida cristiana y en la fe (RB pról 45). Por eso es conveniente que durante toda la vida los cristianos sean ayudados con una adecuada formación (RB 4; 7; 73)”.
Finalmente, la crónica y las conclusiones de la Asamblea de SURCO son una afirmación de nuestra certeza de que es Dios quien gobierna y dirige la historia hacia su consumación: No teman, nos dice de nuevo Jesús, yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo (Mt 28,10.20).
Cuadernos Monásticos en Internet
http://home.overnet.com.ar/cuadmon
[1] Reproducido por amable concesión del Centro Russia Ecuménica, Roma. Cuando el presente número de Cuadernos Monásticos ya había sido entregado a la imprenta, recibimos una contribución de la Prof. Maria Giovanna Muzj explicando largamente su significado. La publicaremos en la próxima entrega de nuestra revista.
“Pacomio recibió la gracia de una excepcional fecundidad como respuesta a su vocación de servir al género humano. En Oriente y en Occidente, muchos monasterios se beneficiaron de su experiencia”.
Crónica del Congreso.
«Esta ponencia intenta examinar la “interface” entre la tradición monástica y la sociedad secular contemporánea. Se enfatizan aquellas características de la sociedad secular que son específicamente “modernas” (y por consiguiente, característica de “occidentalización”). Se ha de intentar en cada sección ser más descriptivo que enjuiciador, para distinguir entre los elementos conflictivos y los elementos de tensión creativa, y proponer preguntas acerca de la respuesta monástica».
“Respuesta” a la conferencia del P. Dominic Milroy, osb.
“Una valoración del estudio durante la etapa preparatoria para la consagración definitiva y la ordenación sacerdotal”.
Continuación de la selección de algunos de los textos más significativos de este gran espiritual de nuestro siglo.
