«El Evangelio nos muestra la gran fe, la paciencia, la perseverancia y la humildad de la cananea... Esta mujer estaba dotada de una paciencia realmente poco común. A su primera petición, el Señor no responde ni una palabra (Mt 15,23). A pesar de ello, no deja un instante de orar, sino que pide con una insistencia mayor la ayuda de su bondad...
“Puesto que Cristo que es la Vida y la Verdad dijo: Donde yo estoy, estará también mi servidor (Jn 12,26), ¿cómo no iba a participar de su morada con mayor razón su madre?... Puesto que el cuerpo santo y puro, que el Verbo divino había asumido en ella, había resucitado de la tumba al tercer día, era conveniente también que ella fuese arrancada de la tumba y que la madre se reuniese con su Hijo.
Herida del corazón, pintura de hornacina del retablo de Santa Gertrudis de la iglesia del Real Monasterio de San Clemente de Sevilla,
atribuida al pintor Valdés Leal[1].
«Si un día nos vemos asaltados por pruebas inevitables, recordemos que fue Jesús quien nos mandó embarcarnos y que quiere que le precedamos en la orilla opuesta (Mt 14,22). Es imposible, en efecto, para quien no ha pasado por la prueba de las olas y del viento contrario (Mt 14,24), arribar a aquella orilla.
La Virgen ofrece su Hijo a santa Gertrudis, pintura de hornacina del retablo de Santa Gertrudis de la iglesia del Real Monasterio de San Clemente de Sevilla,
«Hoy, en el monte Tabor, Cristo ha reelaborado la imagen de la belleza terrestre y la ha trasformado en icono de la belleza celestial. Por eso está bien que yo diga: ¡Este es un lugar terrible! Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo (Gn 28,17). Hoy el Tabor y el Hermón se han alegrado a la vez (cf. Sal 88 [89],13); han invitado a todo el universo a alegrarse. El país de Zabulón y de Neftalí se han unido a la fiesta y han bailado bajo el sol.
Santa Gertrudis en inspiración, Lucas Valdés, 1680; paño central del retablo dedicado a la santa en la Iglesia
del Real Monasterio Cisterciense de San Clemente (Sevilla)[1].
«El texto que dice: Se dedicaba a buscar perlas finas, puedes compararlo con éste: Busquen y hallarán (Mt 7,7); y con este otro: Quien busca, halla (Mt 7,8). ¿A propósito de qué se dice busquen y quien busca, halla? Arriesgo la idea de que se trata de las perlas y la perla.
Claudio Pastro, Vitral de la capilla de Santa Gertrudis, Monasterio de Helfta, Alemania.
Roma, 15-17 de noviembre de 2016
Presentación