CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO. Ciclo “B”
La Anunciación
Siglo XII
Italia
«... La Madre de la Cabeza debe ser también la Madre del Cuerpo místico. María, desde el mismo instante de la encarnación, deviene la Madre de la Iglesia y de los Cristianos; si bien Cristo difiere la solemne proclamación hasta la hora en que, sobre el altar de la Cruz, Él, Pontífice y Víctima, ofrece el Sacrificio del Nuevo Testamento.
María, iluminada por la gracia divina, comprende toda la amplitud de la misión a la cual la lama Dios. En una palabra, ella, nueva Eva, deviene corredentora del género humano.