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BAUTISMO DEL SEÑOR

El Bautismo de Cristo

Siglo XII

Cappella Palatina

Palermo, Italia

«Hoy estamos de fiesta, el coro de los santos se une a nuestra asamblea y los ángeles participan en nuestra celebración. Hoy la gracia del Espíritu Santo desciende sobre las aguas en forma de paloma. Hoy se eleva el sol que no tiene ocaso y el mundo es iluminado por la luz del Señor... Hoy las nubes derraman el rocío de justicia. Hoy el Increado se hace imponer la mano por su propia creatura. Hoy el profeta y precursor viene delante de su Maestro, pero, temblando, se coloca detrás suyo, al ver la condescendencia de Dios para con nosotros.

EPIFANÍA DEL SEÑOR

Adoración de los Magos

1304-1306

Giotto di Bondone

Padua, Italia

“Como hoy los santos Magos llegaron a la cuna del Niño Salvador a la luz de la estrella mística, así también -explica san Benito- la luz divina -deificum lumen[1]- de la fe hace serena y luminosa tanto la jornada del monje, como su camino hacia el cielo: “Para poder cumplir todas las cosas a la luz de esta vida (Regla de san Benito, Prólogo, 43).

DOMINGO 2° DESPUÉS DE NAVIDAD

El nacimiento de Cristo

1226-1234

Biblia de San Luis

París

«La Palabra de Dios, más antigua que todas las edades, invisible, incomprensible, incorporal, principio nacida del principio, luz nacida de la luz, fuente de vida y de inmortalidad, molde del divino modelo, sello inmutable, imagen perfecta y palabra definitiva del Padre, se acerca a su propia imagen, se reviste de carne para salvar la carne, une a esta carne un alma racional a causa de mi alma para purificar lo semejante con lo semejante, y asume todo lo que es humano, excepto el pecado.

SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ

La Presentación de Jesús en el templo

1296-1300. Pietro Cavallini

Santa Maria in Trastevere, Roma

Consideren todo lo que precedió a aquel momento en que Simeón obtuvo la gracia de llevar en sus brazos al Hijo de Dios. En primer lugar recibió del Espíritu Santo la Revelación de que no moriría antes de ver al Ungido del Señor. Además, vino al templo impulsado por el Espíritu de Dios, no por simple casualidad. Todos los que son movidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios (Rm 8,14). Es, por tanto, el Espíritu Santo el que le conduce hasta el templo.