SANTA GERTRUDIS APÓSTOL DE LOS BENEFICIOS DE LA COMUNIÓN EUCARÍSTICA (I)
Santa Gertrudis - Altar de San Felipe de Jesús - Iglesia Catedral de México (DF).
Por Olivier Quenardel, ocso[1]
Santa Gertrudis - Altar de San Felipe de Jesús - Iglesia Catedral de México (DF).
Por Olivier Quenardel, ocso[1]
San Juan Bautista
Siglo XIII (?)
Santa Sofía, Constantinopla
«Para reconocer a Jesús no son suficientes las artes del ingenio y los argumentos de la humana sabiduría. Es, por tanto, necesaria la revelación de la Fe, dada primero a los Apóstoles, y de los cuales, por medio de la Iglesia Católica, como por medio de los anillos de una áurea cadena, llega hasta nosotros.
También ahora, después de ya veinte siglos, Jesucristo está en medio del mundo, y el mundo todavía no lo conoce.
Santa Gertrudis, Altar del Sagrado Corazón de Jesús, Iglesia de La Merced, La Habana, Cuba.
Por Olivier Quenardel, ocso[1]
C - Los ornamentos de la Iglesia
San Juan Bautista. Hacia 1300. Constantinopla
«San Benito les propone a los monjes la figura del hijo de san Zacarías como un resplandeciente ejemplo de vida monástica, que debe ser amado e imitado. “¿Qué salieron a ver en el desierto?” ( Mt 11,7)
Cada clima tiene sus propias flores. La vida monástica es una planta exótica y rara, que crece y florece especialmente en el desierto. Por eso escribía san Jerónimo: “¿Qué haces en la ciudad, tú que eres monje?”..
Santa Gertrudis, imagen de altar. Parroquia de Santa Gertrudis, Grecia, Diócesis de Alajuela, Costa Rica.
Por Olivier Quenardel, ocso[1]
El Juicio final. 1446-1452. Rogier van der Weyden. Beaune, Francia.
«Los santos Padres consideran comúnmente tres Advientos de Dios sobre la tierra.
La primera vez el Creador vino al mundo para crearlo de la nada.
“Al principio Dios creó el cielo y la tierra” (Gn 1,1).
Santa Gertrudis, imagen procesional. Parroquia de Santa Gertrudis, Grecia, Diócesis de Alajuela, Costa Rica.
Por Olivier Quenardel, ocso[1]
Cristo Pantocrator. Siglo XII. Ábside de San Clemente de Tahull. Cataluña, España.
“...Vestir al desnudo, visitar al enfermo (cf. Mt 25,36)...” (RB 4,15-16)
“Ante todo y sobre todo se ha de atender a los hermanos enfermos, sirviéndolos como a Cristo en persona, porque Él mismo dijo: Enfermo estuve y me visitaron (Mt 25,36), y: Lo que hicieron a uno de estos pequeños, a mí me lo hicieron (Mt 25,40)” (RB 36,1-3).
Carta de San Macario, monje, a sus discípulos[1]
Oh Jesús mío,
por tu ternura, borra todas mi iniquidades;
por tu amor, cubre y oculta todos mis pecados;
por tu dilección, suple mis negligencias;
por tu amor, devuélveme la libertad de espíritu
por la cual me hiciste libre,
tú, el heredero inocente,